El hábito de reunirse en torno a una mesa de té, ha caracterizado
desde hace siglos a toda la sociedad inglesa, con una fuerza
tal que logró prevalecer generación tras generación, en
todas las clases sociales.
En las comunidades de agricultores y obreros, el té de
la tarde se convirtió en el famoso "high tea". Al igual
que la principal comida del día, el "high tea" se servía
entre la merienda que disfrutaban las señoras en la sala
y la cena de la alta burguesía a las siete de la tarde.
La carne, el pan y el pastel que se servía a la hora del
"high tea", era acompañado indefectiblemente por un exquisito
té caliente.
Años después, el hábito se instaló entre los orfebres,
ceramistas y fabricantes de lino, quienes se dedicaron a
vestir la ceremonia con una serie de preciosismos. Comenzaron
a fabricarse utensilios especiales para servir, preparar
la mesa, e incluso llegaron a publicarse libros donde se
enseñaba a las señoras a aprovechar correctamente cada uno
de los detalles.
Cuando el té llegó a las clases sociales más elevadas,
el grado de sofisticación, que ya era alto, creció aún más.
Comenzó a utilizarse la conocida denominación "Five o'clock
Tea", a pesar que la tradicional hora del té es a las cuatro
de la tarde.